POEMAS
Mujer, en un silencio
que me sabrá a ternura,
durante nueve lunas
crecerá tu cintura.
Y en el mes de la siega
tendrás color de espiga,
vestirás simplemente,
y andarás con fatiga.
El hueco de tu almohada,
tendrá un olor a nido,
y a vino derramado,
nuestro mantel tendido.
Si mi mano te toca,
tu voz, con la vergüenza,
se romperá en tu boca
lo mismo que una copa.
[El cielo de tus ojos
será un día nublado]. (*)
Tu cuerpo todo entero,
como un vaso rajado
que pierde un agua limpia.
Tu mirada, un rocío,
tu sonrisa, la sombra
de un pájaro en el río.
Y un día, un dulce día,
quizás un día de fiesta
para el hombre de pala,
y la mujer de cesta.
El día en que las madres
y las recién casadas
vienen por los caminos
a las misas cantadas.
El día que la moza
luce su cara fresca,
y el cargador no carga,
y el pescador no pesca.
[Tal vez el sol deslumbre.
Quizás la luna grata,
tenga catorce noches,
y espolvoree plata
sobre la paz del monte.
Tal vez en el villaje,
llueva calladamente]. (*)
Quizás yo esté de viaje.
Un día, un dulce día,
con manso sufrimiento,
te romperás cargada
como una rama al viento.
Y será el regocijo
de besarte las manos,
y de hallar en el hijo
tu misma frente simple,
tu boca, tu mirada,
y un poco de mis ojos,
un poco, casi nada.
Este poema pertenece al libro "Gracia plena", de D. José Pedroni |